La espera al jabalí

La espera nocturna al jabalí

Todos estamos de acuerdo que la caza al jabalí en espera, es una forma de caza cada vez más practicada, por los resultados que permite obtener, siempre selectivos, y por la perfecta integración y sensación de presa de caza que produce al cazador.

 

Uno de sus alicientes es el tiempo que se invierte en su preparación. La realización de una sola espera lleva días (si se busca un ejemplar en concreto), incluso semanas. Hay que buscar los rastros, distinguir el tamaño del animal por la huella o la altura de los restregaderos. También hay que conocer la hora de entrada al puesto, la frecuencia con que entra, la trayectoria que sigue, la dirección dominante del viento...aunque hoy día con las cámaras de caza equipadas con leds, podemos ver fotos y vídeos, y conocer todos estos factores e incluso ver el ejemplar que se trata.

 

Para el puesto, lo ideal es tener el aire de cara, la luna de espaldas y el monte de frente. Sin embargo, nos contentaremos con que el aire vaya de medio lado, la luna esté enfrente y estemos rodeados de monte; los cochinos viejos, portadores de buenos trofeos, normalmente no andan por los rastrojos a la luz de la luna.

 

El visor en el rifle es fundamental. Necesitaremos un visor de no muchos aumentos, pero sí con gran diámetro de salida (56mm), para ver claramente la pieza sobre la que podemos disparar. Tendrá la retícula ancha. La distancia al puesto debe ser la justa para evitar que el guarro nos detecte al dar un rodeo, lo cuál es costumbre en grandes ejemplares antes de entrar al puesto, y que nos permita efectuar el disparo cómodamente, ya que de noche las distancias parecen superiores a las que vemos con luz del sol, podemos utilizar para identificar al animal, monoculares nocturnos o bien prismáticos de visión nocturna, sin olvidar que en nuestro país la caza con visor nocturno esta prohibida.

 

Una vez todo listo, no queda más que ponerse a esperar, a veces una hora, a veces semanas, hasta que llega ese macareno tan buscado. Una cosa es clara, el cochino grande sólo se pone a tiro cuando se equivoca. En ese momento, no debemos dudar, y tiraremos con toda tranquilidad.

 

Hay que tener cuidado con los sitios elegidos, y especialmente con las siembras altas. Es muy normal que de lejos nos parezca que entra al trigo sin cosechar un cochino grande, solitario, pero que en realidad es una hembra rodeada de rayones a los que no podemos ver porque la altura de la mies nos lo impide. Puesto que en una espera podemos disfrutar de la actuación de este animal sin que nos note, conviene asegurarse antes de apretar el gatillo de que el cochino que vamos a tirar es exactamente el que buscamos, sin llevarnos sorpresas desagradables cuando ya no tiene remedio.

 

La caza del jabalí es espera es una de las más excitantes que podemos practicar. Cuando oímos la leve rotura de una ramita, el suave desplazamiento de una piedra, la quietud posterior, sabiendo, casi notando que el guarro esté buscando indicios de nuestra presencia, cuando se decide y ya, francamente, entra al puesto, levantando el hocico para ventear cada pocos segundos, y lo metemos en el visor, entonces estamos sintiendo la caza en su mismidad, sin trabas, siendo sólo nosotros y el cochino, de poder a poder, esperando la resolución que no el fín, de muchas horas de paciencia.

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