Cómo afecta a la caza la nueva ley de bienestar animal

Según dicen, la nueva Ley de Bienestar animal busca proteger a los animales domésticos, pero ¿quién protege a los cazadores? Dicha ley aplica a todos los animales de compañía. En este anteproyecto de ley se habla de toda clase de perros, dejando fuera de su aplicación a todos aquellos perros de caza o perros guardianes.

 

Muchos han puesto el grito en el cielo por ello, pero debe tenerse en consideración que los perros de caza o perros guardianes cuentan con unas características muy singulares que no poseen otros canes. Suelen contar con un sentido del olfato más desarrollado, tienen la necesidad de ir tras aquellos animales de pequeño tamaño y cuentan con un instinto que provoca que se descontrolen fácilmente al ver una presa.

 

Los perros de caza necesitan mucha actividad física para poder quemar con facilidad toda aquella energía que albergan en su interior. Lógicamente, es necesario que el animal haya recibido la educación y entrenamiento necesario para que te obedezca y, de este modo, poder soltarlo en plena naturaleza de manera segura.

 

Cuando se legisla el mundo rural desde un despacho

 

A pesar de la reacia reacción de los animalistas, debe tenerse en consideración que los perros de caza son animales de trabajo, no son mascotas propiamente dichas. En otras palabras, no han de llevar la misma vida que la que lleva un perro de ciudad. Numerosos cazadores del país necesitan de la ayuda de los perros de caza y perros guardianes para impedir que la caza termine desapareciendo y muchas familias del mundo rural queden arruinadas.

 

Lógicamente, aunque los perros de caza no entren dentro de la nueva Ley de Bienestar Animal, debe destacarse que se encuentran protegidos por la normativa europea, estatal y autonómica vigente. Infinidad de cazadores sienten un gran rechazo hacia este anteproyecto de ley que se está tramitando.

 

Esta nueva ley no sólo podría terminar incluyendo a los perros de caza si finalmente se escuchan las peticiones de los animalistas, lo cual supondría un duro golpe para los cazadores que se ayudan de este tipo de perros para poder cazar, sino que supondría un cambio capaz de afectar a toda la sociedad en su conjunto. Apoyar esta ley significa dar varios pasos hacia atrás para los cazadores, ya que va totalmente en contra de todo lo que implica trabajar y cazar en el mundo rural.

 

En otras palabras, afecta a dos de sus pilares básicos, a dos de sus motores económicos más importantes: la caza y la ganadería. Y es que resulta prácticamente imposible pretender legislar sobre el mundo rural sin conocer exactamente la realidad de todo aquello que sucede en el campo. A todo ello hay que recalcar que tanto maltrato como abandono ya están recogidos por la legislación actual que se encuentra en el Código Penal.

 

Asimismo, según este anteproyecto de ley, si un perro se alejase o extraviase durante la caza, podría ser considerado como un abandono por parte del cazador, con la consecuente sanción por ser considerado una infracción grave.

 

Por otro lado, los perros de caza pueden sufrir ciertos daños o lesiones durante determinadas acciones cinegéticas, y esto según la nueva ley podría llegar a considerarse como maltrato por parte del cazador. En otras palabras esta ley se presenta como un quebradero de cabeza que hará más mal que bien a los cazadores y a los animales utilizados para cazar.

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