La caza del corzo en rececho

La caza del corzo en rececho es, de todas las especies cazables en España, la que más observación y paciencia requiere. La variedad de circunstancias y factores que influyen en el éxito de la cacería lo han convertido en una pieza de las llamadas "paseabalas", por la cantidad de intentos infructuosos que depara la persecución de un ejemplar concreto, de buen trofeo y de querencias conocidas. En función del clima, el corzo cambia sus costumbres, el frío de las mañanas escarchadas lo convierte en lento, imperceptible, y de igual modo debe actuar el cazador. En primavera, en plena época de celo, el corzo se vuelve menos precavido y es posible avistarlo con menos problemas que en otras épocas.

 

La caza individual del corzo es una práctica muy deportiva y selectiva. El cazador es un especialista dedicado a conocer perfectamente la población de corzos y su entorno. 

 



Observa discretamente la evolución de los corzos territoriales y tiene el privilegio de asistir a todas las manifestaciones de la reproducción, persecuciones, combates, provocaciones sonoras y a veces cubriciones. Cada animal queda identificado y clasificado. 

 

Se requiere de un buen equipo para su observación e identificación, siendo este indispensable, lo más usado son los telescopios terrestres de caza o bien unos prismáticos, para ver el ejemplar que estamos recechando. El tiro se realiza con pleno conocimiento de su repercusión y se da la prioridad al animal deficiente o al joven dominado. Pero cuando el número de efectivos lo permite, el cazador de repecho se concede un buen macho, lo cual no deja de ser justo, ya que ese macho no es más que el fruto de una gestión paciente y eficaz.

 

Los calibre más utilizados son el calibre 222 Rem, el 243 Win, 7x64, en armas de cerrojo generalmente. Los visores de caza montados en el arma también son muy importantes, siendo utilizados visores con un número de aumentos medio, pero preferiblemente campana de 56mm para recoger más luz en amaneceres y atardeceres.

 

Las reglas de la ética exigen un tiro preciso y seguro, a una distancia razonable para que la bala sea mortal. Y evidentemente, si se falla el tiro, cosa que siempre puede suceder, el cazador recurrirá a un equipo especializado en el rastreo de sangre, su perro, para encontrar el animal.

 

En definitiva la caza del corzo en rececho, es una de las modalidades de caza más apasionantes y que todo cazador debería practicar.

 

 

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