Colimadores: qué son

Todos los aficionados a la caza sabemos lo importante que es contar con una buena mira, sea telescópica o no. Y todos sabemos también lo difícil que es ajustar estas miras para que sean lo más precisas posibles, una tarea que, tradicionalmente, se hacía a fuerza de disparos de prueba y ahora, gracias a los colimadores, se ha vuelto muy sencilla.

 

Un colimador es un dispositivo que sirve para ajustar perfectamente el punto de mira de un arma. Es decir, ponerla a tiro. En esencia, es un aparato que emite una luz láser, un puntero, que, fijado en un punto, nos permite ajustar la mira hasta que encaje a la perfección con el puntero láser.

 

Los colimadores pueden ser de varios tipos. Desde los más sencillos, que tienen la forma de un proyectil (bala o cartucho) y se meten en las recámaras; hasta los más sofisticados, con forma de varillas que se adaptan a la boca del cañón; o los magnéticos, que también van ajustados a las bocachas.

Láser para calibrar sin fallos

Sea como sea, el colimador siempre opera con el mismo principio: genera un punto de luz láser que simula una proyección en línea recta del cañón. Al fijarlo, se encuentra el lugar exacto al que irá el disparo y puedes trabajar para alinear las miras con ese punto. Es decir, se trabajarán el alza, la deriva y, en determinados casos, otros parámetros, como el paralaje. Siempre teniendo en cuenta que los disparos suelen tener trayectorias parabólicas, por lo que no viajan en línea tan recta como el láser y quizá haya que hacer correcciones.

 

La ventaja es que el colimador, al ser tan estable, facilita el ajuste de las miras y reduce la duración de la operación. De hecho, cualquier tirador puede calibrar sus miras con un colimador, mientras que sin él quizá tendría que recurrir a un armero.