La hora del conejo

Va llegando la hora de sacar la escopeta del armero, quitarle un poco el polvo y quizás encararla para ir cogiendo práctica, esperando que llegue el día de la apertura de la veda. Preparar el morral, la canana, y quizás comprar algún cartucho del 7.

Una de las piezas estrella del verano es el conejo, este lagomorfo no deja indiferente a ningún coto. En algunos de ellos su presencia intermitente, azotado por la mixomatosis y la neumonía vírica dan coletazos de esperanza año sí, año no. En otros como plaga que recuerdan a los tiempos del Éxodo, asolando olivares y campiñas.

 

Medidas para paliar los daños como alargar el periodo o la caza con hurón, complementarias al acecho y la caza con perros, no parecen ser suficientes para el agricultor que ve como se comen sus cultivos, hacen daño con sus madrigueras y rompen gomas de riego.

Su expansión puede estar producida por el abandono de zonas de monte, la superación de la mixomatosis y la neumonía virica, y un clima cada vez más suave que alarga su periodo de reproducción.

Diferentes autonomías preparan una guerra sin cuartel para frenarlo, queriendo evitar indemnizaciones a los cultivos. Pasando por aumentar cupos, y periodos hábiles. 

 

En el periodo estival es cuando sufre más persecución, podencos y perros de muestra intentan darle caza acercándolos y poniéndolos a tiro a cazadores. Su alta abundancia hace que zurrones y portacazas cumplan su cometido y no se paseen como en otras modalidades con piezas más escasas. En el periodo general, quizás sea una especie menos prioritaria, la llegada de zorzales, monterías y batidas, alivian su presión y hace que la especie se recupere y siga su imparable extensión por nuestra península ibérica, Hispania nombre que los romanos bautizaron como "tierra abundante de conejos".

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