La seguridad en la caza

La caza va más allá del goce que supone cobrar una pieza valiosa. Varias personas se coordinan para tomar una posición adecuada y se cubren de posibles eventualidades. Pero el uso de armas de fuego hay que tener mucho cuidado. Para que una montería se considere un éxito, lo primero es evitar el daño personal.

 

Una caza segura

 

Antes de salir de montería, hay que revisar las licencias y las armas. Por una cuestión legal y porque un arma sucia, o que no está en condiciones, puede atorarse o desviar el proyectil, en perjuicio del tirador y los acompañantes.

Ya en el campo, la revisión del arma es fundamental, siempre que se enfunda. Y, aunque parezca obvio, no han de mezclarse cartuchos de diferente calibre en una bolsa.

Durante el disparo, la prudencia es nuestra aliada. Si existen dudas sobre el blanco, lo recomendable es no disparar.

Por eso, además, nunca se ha de tirar al viso, ya que la línea del horizonte deforma la visión. Además, se ha de tener cuidado con la pieza seleccionada, ya que no hay que disparar si es la guía o si está rodeada por perros.

En el puesto de tiro, hay que seguir unas reglas básicas. Revisar las zonas donde se puede disparar y donde no. Ante la duda, consultar con el postor y con el dueño del terreno. Ubicar a los compañeros de montería y sus tiraderos particulares y nunca tirar en línea. Y afianzarse en el puesto, ya que no se debe tratar de mejorar la posición.

Con un poco de responsabilidad, una montería puede ser disfrutable por todos los cazadores. Asegúrate de que el respeto sea la base de las relaciones entre tiradores y también con los dueños del campo. Porque la seguridad es lo primero, seguir estas prerrogativas es necesario para tener una buena caza.

 

 

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