Situación de la perdiz roja

La perdiz, desde hace unas décadas, esta inmersa en una recesión poblacional, la disminución espectacular del número de patirrojas en los campos peninsulares tiene su origen en dos factores primordiales: la drástica reducción del censo de conejos y las nuevas técnicas agrícolas.

La reducción del censo de conejos, a consecuencia del ataque de las enfermedades de la mixomatosis y la neumonía hemorrágica vírica, que ha llegado incluso al exterminio de los mismos en zonas de gran proliferación, arrastra consigo una disminución considerable de las perdices, pues siempre los conejos han formado la base fundamental de la dieta de casi todos los depredadores, y si bien beneficia a los perdigoncillos puesto que la mixomatosis ataca al conejo cuando estos están en su tierna infancia, y aquellos encuentran en los conejos enfermos una comida muy fácil, en el computo general no compensa, y la carencia del conejo, trae consigo una mayor presión depredadora sobre la perdiz. También muchos cazadores que practicaban exclusiva o preferentemente la caza del conejo han tenido que cambiar sus hábitos cinegéticos, y de lógica se han volcado en la reina de las aves de caza menor, que ve como temporada tras temporada se va mermando su densidad demográfica.

El otro factor y el más incisivo y perjudicial sobre la población de perdices se debe a las nuevas tecnologías y técnicas que se practican en la agricultura.

Con la mecanización han irrumpido en nuestros campos, potentes máquinas, en sustitución de las caballerías y los bueyes, que son capaces de roturar las pedrizas más rebeldes, de allanar linderos, de arar profundamente y en poco tiempo grandes extensiones, de segar en semanas lo que antiguamente se hacia en meses. Potentes bombas extraen las aguas del subsuelo, en detrimento de los humedales que consecuentemente tren apareado la desaparición de lagunas, charcas, fuentes y arroyos.

La aplicación de productos fitosanitarios y herbicidas, para erradicar plagas y las hierbas no deseadas, producen una gran mortalidad y esterilidad en las perdices que son muy sensibles a los productos tóxicos y nocivos que entran en la composición de estos productos, y se introducen en su organismo a través de la comida, el agua o la respiración. Estos tratamientos se suelen efectuar cuando los perdigones están en su edad temprana, entonces tienen pocas defensas y son más proclives al envenenamiento.

La introducción de cultivos de cereales de ciclo corto y las plantaciones de hierbas forrajeras, vienen acompañadas de la desaparación o extravío de gran número de nidadas, puesto que la recolección y siega se realiza cuando la mayoría de los huevos aún no han eclosionado.

En Andalucía, en los últimos años, se han plantado grandes extensiones de olivar, donde antes se cultivaban cereales, garbanzos, berzas, yeros, lentejas, girasol, o se barbechaba, a diferencia de los olivares de hace dos décadas, los de hoy son sumamente perjudiciales para la cría de perdiz, antaño en el olivar proliferaban todo tipo de hierbas, no se practicaban tantos tratamientos con pesticidas, cuando se araba siempre quedaba el pie de olivo cubierto de hierba y es ahí donde acostumbra la perdiz a ubicar su nido, este pie de olivo se cavaba con la azada a mano, y siempre que un trabajador descubría una nidada la respetaba, con lo que se le otorgaba a la perdiz la posibilidad de sacar su puesta, por contra en la actualidad se tratan estos pies con herbicidas, rociando a la perdiz y eliminando todo signo de vida en el olivar.

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