La caza en los Parques Nacionales: Un debate abierto

La caza en los Parques Nacionales, un debate abierto

Si hay un tema que ha hecho correr ríos de tinta en los últimos meses es la caza en los Parques Nacionales. El debate político de las pasadas elecciones reabrió la cuestión sobre el permiso para hacer cacerías en estos espacios protegidos. Los aficionados a la actividad cinegética en los cotos y fincas privadas de los Parques Nacionales tienen marcada en rojo una fecha en el calendario: 5 de diciembre de 2020. Es entonces cuando concluirá el periodo de prórroga que se dio a las cacerías en los Parques Nacionales. A partir de ese día, la actividad cinegética deportiva y comercial quedará prohibida tal y como se expone de forma clara en la Ley de Parques Nacionales: “Se consideran incompatibles con la gestión y la conservación del espacio natural tanto la pesca deportiva y recreativa como la caza deportiva y comercial”.

La caza en los Parques Nacionales como motor económico y social

Ahora bien, el debate actual se centra en qué sucederá en todos estos espacios protegidos cuando se prohíba la caza. España cuenta con 15 Parques Nacionales repartidos entre un total de 12 comunidades autónomas. Los defensores de las monterías en los Parques Nacionales de España alegan que la caza es un auténtico revulsivo socioeconómico para estas zonas rurales del país. De acuerdo al último informe de Artemisan sobre el impacto económico y social de la caza, esta actividad generó el 0,3% del PIB de España. La caza contribuye al desarrollo del turismo protagonizado por visitantes con altos niveles adquisitivos que actúan como motor de desarrollo. Hay muchos puestos de trabajo tanto directos como indirectos que dependen de la caza en los parques; unos negocios que ven amenazado su porvenir con la prohibición definitiva que entrará en vigor en 2020.

Cazar en los Parques Nacionales contribuye a regular la sobrepoblación de especies

Asimismo, las zonas rurales defienden que la tradición de la caza ayuda a conservar la naturaleza y a regular la sobrepoblación de determinadas especies (ciervos, jabalíes,…) cuyo descontrol puede desembocar en graves consecuencias para la vegetación y la ganadería de la tierra. Numerosos ganaderos de estos territorios ya han sufrido en sus propias explotaciones el problema de enfermedades como tuberculosis o sarna. La excesiva población de venados, presentes en zonas donde antes no existían, incurre en la transmisión de estas infecciones a los ganados locales de cabras, ovejas o vacas. La propia legislación contempla como competencia de la administración del parque programar actividades de control de poblaciones animales y de restauración de hábitats. Sin embargo, este procedimiento deja fuera a la caza como mecanismo regulador y generador de empleo. ¿Será posible cazar en los Parques Nacionales en el futuro? Todos los aficionados permaneceremos a la espera de ver cómo concluye este debate con la esperanza de que la razón se imponga.

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